miércoles, 15 de abril de 2015

La rana en clase

Cuando el viejo de matemáticas se había ido, los estudiantes podíamos respirar tranquilos. Ya no estaba encima de cada uno, tratando de meter en una dura cabeza cuestiones que nadie entendía.
Entonces llegaba el señor de Ciencias: no podía ser tachado de “viejo” porque apenas tenía unos años más que los compañeros de sexto. Se trataba de un ex alumno que empezaba su carrera de Medicina y que traía al aula un soplo nuevo. 
Había pedido que le consiguieran una rana, que debía llegar viva a la clase, donde se la sacrificaba por amor a la ciencia para llevar a cabo un experimento extraordinario: el profesor tocaba las patas con diferentes metales y éstas se movían como si el animalito estuviera listo para dar un salto. Nos demostraba allí, sobre una mesa, el experimento que Galvani había realizado a finales de siglo XVIII en su natal Italia.
¡Qué diferentes eran esas clases! El profesor era esperado con ansias, en un tiempo en que ver experimentos en clase era algo improbable. Cómo podía ser tan distinto si el profesor de música, que nos había enseñado las obras de Beethoven y de Mozart, hablando de fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas, jamás nos hizo oír ninguna de esas obras.
Hoy que ciertos internautas han reproducido en las redes sociales las palabras del Papa Francisco que ha manifestado que no existieron físicamente Adán y Eva –cosa que la Iglesia ya trató hace mucho tiempo- hace casi cincuenta años otro joven profesor nos hablaba de la evolución de las especies en la teoría de Theilard de Chardin, jesuita y científico, y del “Punto Omega”, que lo explicaba como el nivel más alto de la evolución de la conciencia.
¡Qué conferencias eran aquellas! Sentíamos que la vida tenía una razón de ser y que las ideas movían al mundo.
Ya no había una “bestia negra” en la clase ni ésta era insoportable. No mirábamos más las moscas como en el poema de Machado: “Y en la aborrecida escuela/raudas moscas divertidas/perseguidas, perseguidas/por amor de lo que vuela”
En esas clases volaba la imaginación. Yo recuerdo aún a esos profesores: ellos, quién sabe si conocen que fui su alumno.

http://www.eltiempo.com.ec/noticias-opinion/10547-la-rana-en-clase/

Publicado el  15 de abril de 2015

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