Inocente, más allá del que está libre de culpa o de la referencia a los niños, se aplica también al cándido o a la persona fácil de engañar.
Es a este individuo que los chistosos buscan denodadamente el 28 de diciembre, llamándole, escribiéndole e inclusive publicando historias supuestamente ciertas, para que se muestre ante los amigos como crédulo e ignorante.
Son famosas las inocentadas que se cuentan en cada familia: está la del cuñado que funge de confesor de su hermana política en una llamada telefónica, en que la confusión de voces lleva a que ésta, soltera, cuente sus secretos más profundos.
Los chocolates rellenos con tinta o las empanadas, fritas en aceite y con algodón adentro, provocan la risa de unos y la ira de otros.
La llamada telefónica que avisa que fulanita está embarazada y que sus padres visitarán al novio para reclamar por la honra de la damita, va más allá de una simple chanza y puede llevar hasta al infarto.
El contrato del futbolista famoso para el equipo local; la llegada de los Rolling Stones; el puente de fin de año que se extiende por las redes sociales, siendo noticia de hace tres años; y hasta la coronación de la señorita Colombia como Miss Universo, parecen o son situaciones que ponen en evidencia la credulidad de muchos.
El asunto está en aquellas noticias que son ciertas pero parecen falsas: ¿es verdad que se acerca un asteroide a la tierra?¿Bajarán los precios cuando las salvaguardias se hayan ido?
Engaños, hay varios: desde la carta que llama al acuartelamiento hasta la aceptación de una renuncia no presentada, la noticia de que hay que dejar el departamento o la publicación del compromiso matrimonial.
Para consolarse basta con leer a Stanislaw Lem: “Si el hombre tuviera más sentido del humor, las cosas podrían haber resultado diferentes”.
Publicado el 6 de enero de 2016
http://www.eltiempo.com.ec/noticias-opinion/11765-a-por-inocente/
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