miércoles, 20 de enero de 2016

Frascos guardados

Hay dos clases de personas: las que guardan todo y las que se deshacen de todo. Posiblemente el tamaño actual de los departamentos modernos no da espacio para que la cantidad  de cosas que guardamos desde la juventud e inclusive algunas heredadas, tengan un lugar.

Hoy ya no se compran discos, ni siquiera compactos, menos aún long-play, o libros. Todo está en la nube y baja de allí cuando apetece leer o escuchar algo de música.

Pero no siempre fue así: las viejas casas tradicionales tenían una gran cantidad de cuartos, incluyendo algunos cerrados y misteriosos, donde se amontonaban cientos de cosas inservibles, que la familia no se atrevía a desechar.

Por ello un cambio de casa era obra de titanes. Razonablemente, los psicólogos han calificado el cambio de vivienda, después de la muerte y el matrimonio, como el más grande promotor de angustia y zozobra.
Podemos hacer un rápido inventario de todas aquellas cosas que se fueron quedando a lo largo de los años y que hoy no sirven para nada: allí esta el carrusel de las diapositivas que se han perdido y el frasco de colonia vacío, regalo de alguna enamorada lejana. 

Está la raqueta de tenis, de madera y cuerdas de tripa de gato, aún atrapada en el marco que la mantiene sin deformarse. Aparece la corbata tamaño “soplador”, con  colores que harían las delicias de Oscar Wilde. Está la cámara de fotos que usaba rollos tamaño 120, que no existen desde hace muchísimos años. 

Asoman los discos de 45 revoluciones, con una canción por lado, y el tocadiscos que ya perdió su aguja. Por allí se encuentra un shilingo para transporte de cantarillas de leche o la montura de gancho con la que cabalgaba la bisabuela.

Hay una brocha para espuma de afeitar y un par de medias verdes, que nadie se atreve a ponerse. Está la revista Playboy, esa que tiene en la carátula a una jovencísima Marilyn Monroe, comida en parte por las polillas.

Todas, cosas que tienen una historia que nadie más que nosotros conocemos y que desaparecerán un día, llevándose recuerdos inolvidables y ya olvidados.

Publicado el 20 de enero de 2016

http://www.eltiempo.com.ec/noticias-opinion/11827-frascos-guardados/

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