Ahora que ha pasado un rally automovilístico por la provincia y que los aficionados han ido hasta Gualaceo para verlo, recuerdo esos tiempos cuando el Azuay, al igual que otros lugares del país, se encontraba a “años luz” de los centros en que pasaban cosas interesantes.
Seguir una Vuelta a la República suponía ir hasta la Jarata, en donde los locutores de la época rasgaban las palabras para decir “carrrro a la vista”, mientras asomaba a lo lejos una nube de polvo que anunciaba que el bólido venía raudo en dirección al norte del país. Era casi como ir a pescar: mucha paciencia para esperar hasta que pase el siguiente vehículo, y los aficionados puedan comprobar si el “loco” Larrea iba delante de Arturo Semería, o al revés.
Hoy que nuestro fútbol anda de capa caída rememoramos el heroico partido que jugó el Deportivo Cuenca con el Emelec en Guayaquil y al que fue inclusive el sexto curso completo del colegio Garaicoa, quien sabe si hasta con la señorita Dora Canelos.
Mientras tanto, los aficionados que no viajaban debían reunirse para escuchar el partido por alguna de las radios guayaquileñas, cuyos periodistas deportivos no podían entender que Juan Tenorio, el futbolista, no el galán, destrozara a la defensa millonaria.
Los que tenían agallas para pasar el frío solían ir al Buerán cargados de un aparato de televisión para ver el partido transmitido desde Guayaquil, pues las ondas llegaban hasta ese punto. Hubo periodistas cuencanos que transmitieron los partidos que jugaba el Deportivo Cuenca, viéndolos en un televisor en pleno Nudo del Azuay.
Hoy la gente ve los partidos nacionales –si le interesan- o puede escoger entre la Champions, la Copa del Rey o el fútbol argentino, sin levantarse siquiera de la cama. Nada de esfuerzos para lograr lo que se busca, inclusive si es una fuente de sano placer. Los más fanáticos harán el esfuerzo de despertar en las madrugada para ver el Gran Premio de Suzuka.
Pero no todo es así: hay muchos jóvenes y viejos que han descubierto que no es igual una pantalla que un camino vecinal para caminar, trotar o ir en bicicleta. Han aparecido nuevas aficiones desconocidas hace poco, como el crossfit, o la bicicleta de montaña que bien puede servir para bajar desde La Paz hasta Yunguilla en una ruta que sólo los más plantados se atreven a escoger. La adrenalina sigue presente.
Publicado el 2 de abril de 2014
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