miércoles, 9 de octubre de 2013

Localización por el apodo


Hace unos días apareció en la prensa una noticia que decía: “En Chumblín, el chamburo es una fuente de ingresos”. La frase llevó inmediatamente a que muchos recordáramos al amigo dueño del conocido apodo que, en defensa, sacó inmediatamente de sus archivos una lista que puso a disposición.

La mentada lista contenía una enumeración muy larga de apodos cuencanos. Con ella podemos darnos cuenta, si entramos en el campo de la sociología, que muchos sobrenombres provienen de la vida del campo y de la hacienda, orígenes de la sociedad  cuencana. Están los que se refieren a animales e, inclusive, a plantas. Claro está que el original dueño del apodo o sobrenombre dio razones suficientes a sus amigos –o, tal vez, fueron enemigos- para que le “clavaran” un nombrecito que fue posteriormente heredado por sus hijos, nietos y bisnietos.

Hay personas a las que se les conoce solamente por el apodo, pues su nombre ha pasado a campo desconocido. Algunos, valientes, han pedido al Registro Civil que se incluyera el sobrenombre en su cédula de identidad, con lo que definitivamente pasaron a hacerlo suyo, sin vuelta atrás.

Ciertos ciudadanos llevan sus apodos con mucho orgullo, otros quisieran que nadie los conociera, pues son feos, desagradables, o simplemente hirientes. No existe, en todo caso, familia que no tenga el suyo que, por supuesto, nada tiene que ver con el detestable “alias” con que se protegen los indeseables y perseguidos por la justicia.

Si Usted recorre los nombres familiares, los de su jorga, o de personas conocidas, va a encontrar que la fauna se muestra en todo su esplendor. Hay aves: búhos, chugos, gallinas, garzas, loras, pavas, lechuzas, mirlos, palomas, gallos o simplemente pájaros, en forma genérica.


Los equinos se encuentran representados por los caballos, los burros, las yeguas y las mulas; los bovinos por los toros o su traducción nativa de huagras; los ovinos por las cabras, los borregos y los chivos. Están los perros y los zorros.

Aparecen animales exóticos para nuestras tierras como los camellos y los tigres; insectos como los zancudos, los piojos y las pulgas, sin olvidar a las polillas.

A cada uno de ellos puede Usted agregar un apellido, y la figura del personaje queda completa. Estos nombres sirven muchas veces para ubicar a quienes de otra manera sería imposible: “¿Te acuerdas del Wilson? ¿De quién? ¡Del Mishi, pues!” 

Ventajosamente a nadie se le ha ocurrido decir que fulanito tiene un “nickname” en vez de un apodo.

Publicado el 9 de octubre de 2013

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