miércoles, 25 de septiembre de 2013

Coleccionistas


Si Usted tiene algunos años recordará que hubo un tiempo en que llegaba una tarjeta que decía: “Usted ha recibido esta postal, en la que consta una lista de personas y direcciones. Ponga su nombre y dirección al final y envíe una nueva postal a los nueve destinatarios que están arriba. En pocos días más recibirá cientos de postales de todo el mundo.”

Era, como puede verse, un sistema ingenuo de piramidación, que permitía que el aprendiz de coleccionista empiece un nuevo muestrario. Si funcionaba, se recibían muchas postales de los sitios más lejanos. Buenas para una colección en la que podían haber cajetillas de cigarrillos o botellas de cerveza –cerradas, por supuesto- que se habían reunido lenta y dificultosamente, inclusive con la ayuda de amigos y parientes.

Los más viajados solían tener cucharitas de metal con el nombre de la aerolínea: Iberia, KLM, Braniff; los más audaces inclusive las cobijillas conque se habían cubierto del frío en algún largo viaje aéreo.

Hay quien coleccionaba carritos Matchbox, que no se fabricaban todavía en China. Venían directamente con un “Made in Great Britain”, que satisfacía íntimamente a quien abría la caja, casi del tamaño de la de fósforos, para sacar el modelo del Lotus de Jim Clark. Con un poco más de dinero los modelos eran alemanes, Schuco, preciosos como el avión que aún reposa, después de cincuenta años, entre los libros de la casa.

Entre las páginas de los libros aparecía un trébol de cuatro hojas. En el cajón del escritorio,  una serie de estampillas en un sobre de papel cristal.

Coleccionistas: eso somos. Un psicólogo dirá que la necesidad de coleccionar nace del deseo de mantener vivo un tiempo pasado, a veces más feliz –aunque sea en el recuerdo, que no en la realidad- pues el pequeño objeto es el hilo conductor con lo que fuimos o quisimos ser. No es raro tener que arrojar a la basura toda una colección de botellas de licores en miniatura, ya vacías, que lo único que hacen es ocupar un espacio necesario en los departamentos cada vez más pequeños.

Deshacerse de una colección es, en alguna manera, deshacerse del pasado.

Publicado el 25 de septiembre de 2013

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