Si Usted tiene algunos años recordará que hubo un tiempo en
que llegaba una tarjeta que decía: “Usted ha recibido esta postal, en la que
consta una lista de personas y direcciones. Ponga su nombre y dirección al
final y envíe una nueva postal a los nueve destinatarios que están arriba. En
pocos días más recibirá cientos de postales de todo el mundo.”
Era, como puede verse, un sistema ingenuo de piramidación,
que permitía que el aprendiz de coleccionista empiece un nuevo muestrario. Si
funcionaba, se recibían muchas postales de los sitios más lejanos. Buenas para
una colección en la que podían haber cajetillas de cigarrillos o botellas de
cerveza –cerradas, por supuesto- que se habían reunido lenta y
dificultosamente, inclusive con la ayuda de amigos y parientes.
Los más viajados solían tener cucharitas de metal con el
nombre de la aerolínea: Iberia, KLM, Braniff; los más audaces inclusive las
cobijillas conque se habían cubierto del frío en algún largo viaje aéreo.
Hay quien coleccionaba carritos Matchbox, que no se
fabricaban todavía en China. Venían directamente con un “Made in Great
Britain”, que satisfacía íntimamente a quien abría la caja, casi del tamaño de
la de fósforos, para sacar el modelo del Lotus de Jim Clark. Con un poco más de
dinero los modelos eran alemanes, Schuco, preciosos como el avión que aún
reposa, después de cincuenta años, entre los libros de la casa.
Entre las páginas de los libros aparecía un trébol de cuatro
hojas. En el cajón del escritorio, una
serie de estampillas en un sobre de papel cristal.
Coleccionistas: eso somos. Un psicólogo dirá que la
necesidad de coleccionar nace del deseo de mantener vivo un tiempo pasado, a
veces más feliz –aunque sea en el recuerdo, que no en la realidad- pues el
pequeño objeto es el hilo conductor con lo que fuimos o quisimos ser. No es
raro tener que arrojar a la basura toda una colección de botellas de licores en
miniatura, ya vacías, que lo único que hacen es ocupar un espacio necesario en
los departamentos cada vez más pequeños.
Deshacerse de una colección es, en alguna manera, deshacerse
del pasado.
Publicado el 25 de septiembre de 2013
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