miércoles, 17 de julio de 2013

Incapacidad en la comunicación


En ciertas carreras los exámenes finales universitarios son orales. Las razones son muchas, empezando porque el lenguaje es el primer vínculo de contacto y de desarrollo de las ideas.

Los exámenes orales permiten que profesor y alumno salgan del estrecho molde del papel. Un examen oral, bien llevado por profesor y alumno, supone un intercambio de conocimientos y expresiones  que va más allá de la odiosa memorización. Permite, al final, que el estudiante demuestre lo asimilado y precise las relaciones de los conceptos con los elementos de la vida ordinaria. Lleva a que el aprendizaje muestre su razón de ser y supone una aplicación del pensamiento lógico.

Todo lo dicho está muy bien. Sin embargo, ¿por qué nuestros estudiantes no pueden expresarse?

Cualquier profesor que haya pasado por la experiencia del examen oral se topa con una realidad de la que es imposible escapar: estudiantes brillantes, que han demostrado su capacidad es durante el año, presentando análisis y trabajos escritos de muy buena factura o respondiendo las preguntas de un examen escrito, llegan a fracasar cuando deben enfrentarse al temible examen oral.

El estudiante se presenta nervioso, no quiere tomar asiento y contesta las preguntas de pie. Se le quiebra la voz o ésta se vuelve ininteligible; estruja sus manos una y otra vez, mientras eleva la mirada a lo alto, como esperando ayuda. Inclusive llega a musitar frases, como la estudiante que dice bajito “Dios, no me falles”.El examen oral es una verdadera pesadilla para cualquier alumno, brillante o mediocre.

Habría que hacer una revisión geográfica y sociológica del problema: la mayoría de estudiantes que sufre este síndrome son oriundos de nuestra ciudad o de las provincias serranas. En general los estudiantes de la Costa se presentan de mejor manera, aunque fuera solamente en la forma verbal. Los estudiantes que proceden de sectores campesinos, o aquellos de extracción popular, siguen la misma línea: se muestran cortos en su expresión.

Es necesario que los colegios y las universidades encuentren los mecanismos para romper este lastre. La persona que no sabe expresarse verbalmente está indudablemente en una situación de enorme desventaja ante otros. Es indispensable que los futuros profesionales puedan manejar el lenguaje  oral de manera fluida, correcta y convincente.

Publicado el 17 de julio de 2013




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