miércoles, 24 de octubre de 2012

La imagen


Una vez que se han producido los debates entre el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y el candidato republicano Mitt Romney, que busca ganarle en las próximas elecciones, hemos vuelto a encontrar interpretaciones nacidas de expertos –o supuestos expertos- que nos dicen por qué la gente escogerá a uno y no a otro.

Pensaríamos que los pobladores no cubiertos por los sistemas de salud consideran que el programa Medicare de Obama les es favorable; podríamos entender que hay mucha gente que considera que el republicano tiene más posibilidades de triunfar porque ha explicado convincentemente cómo creará más empleos.
¡Pues no!

En las grandes cadenas encontramos reflexiones de sesudos comentaristas que evidencian la realidad de la campaña en los medios: si la corbata de Obama fue más elegante que la de Romney;  que si el presidente apareció cabizbajo porque sus asesores le habían insinuado –o constaba en el libreto- que debía demostrar humildad, una virtud que no todos los poderosos tienen.

Más aún, en el debate entre Biden y Ryan, candidatos a vicepresidente, la gente se fijó en que el primero parecía muy viejo y el segundo, con una voz más bien tiple, demostró el ímpetu de la juventud. ¿Que qué dijeron? Parece que importa poco. La prueba está en que Ryan presentó una serie de argumentos para manifestar que Irán hoy podría fabricar cinco bombas atómicas por la falta de brío del actual Gobierno. Biden se rió en la cara de Ryan, como una señal que éste decía simples patrañas, refutándolo de inmediato.

El televidente no consideró el argumento: simplemente no le gustó que Biden se ría de Ryan. No importó mucho si tuvo razón de reírse de su contrincante porque hablaba... (ponga usted la palabra)

Los debates, en el fondo, se han convertido en un juego de imágenes y no de contenidos. En los tiempos de la televisión, un candidato que no llene ciertos requisitos mínimos jamás llegará a ser elegido, ni aquí ni en parte alguna del mundo. Umberto Eco, buscando los signos, escribió ya la “Historia de la Belleza”, como una obra incompleta que cuadró con la “Historia de la Fealdad”. Esto, completado conque “el medio es el mensaje”, nos hace entender que el candidato que refleje lo que la gente espera ver es el que llegará lejos, aunque en el fondo nadie haya entendido lo que dijo.

Publicado el 24 de octubre de 2012

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