Llegó el 2012 como llegan todos los años: a la carrera. No conozco persona que pueda manifestar que espera un nuevo año como quien espera la llegada de un avión: con el boleto comprado con anterioridad, las maletas hechas y las horas en el aeropuerto debidamente programadas. A diferencia de lo que sucede con los aeroplanos, el año siempre aparece puntual, pero su arribo es casi furtivo. En seguida nos atropella con nuevas cosas que hay que hacer, empezando con el pago del impuesto al predio.
Este año, sin embargo, tiene un sabor especial pues los seguidores de los mayas suponen que se acabará el 21 de diciembre. Esto quiere decir que pasaremos las fiestas de Cuenca pero no llegaremos a Navidades y, menos aún, a celebrar otro año nuevo.
La idea de la terminación del mundo no es nueva y se ha repetido continuamente a lo largo de la historia: así lo creyeron los que vivieron en el año 1000 de nuestra era. También se pensó lo mismo para el año 2000, más aún cuando se veían las imágenes del Niño Jesús en los museos tradicionales de la Escuela Quiteña, mostrando dos deditos como un anuncio que el mundo no pasaría de 1999.
Sin embargo, quienes sí piensan que el mundo se puede acabar encuentran razones más poderosas: hemos llegado a 10.000 millones de seres humanos en un planeta cada vez más agotado, en que el agua es un bien que se evapora para no volver. No hay visos de disminución en la fabricación de armas y Europa, cuna de la civilización como la conocemos en Occidente, se encuentra sumida en una crisis impensable, como si fuera el Tercer Mundo.
En resumen, parece que el mundo como lo conocemos sí se va a acabar, al igual que terminaron civilizaciones de las que sabemos mucho o poco, pero de las que no hemos aprendido nada.
En la última parte del siglo XX fue muy famosa una ópera rock llamada “Hair”, que se conoció sobre todo por la canción Acquarius, cuya letra decía: “Este es el amanecer de la Era del Acuario/Armonía y entendimiento/Solidaridad y confianza/No más falacias o sarcasmo/Sueños vivos de visiones doradas/Revelación mística y cristalina/y verdadera liberación mental.”
Parece que perdimos la Era de Acuario por nuestros propios errores, aunque podemos tener el consuelo que ésta podría presentarse realmente en el año 2038, o en el 2080. No todos estaremos para verla pero sí podemos prepararla con pocas e importantes cosas: recicla, no desperdicies, y cumple tu palabra en los muchos o pocos compromisos que hayas hecho para 2012.
Publicado el 4 de enero de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario