miércoles, 20 de marzo de 2013

"Ellas tienen la culpa"


El taxista comenta: “Ellas 'mimo' tienen la culpa. La que mataron por Sayausí dicen que se distraía bajo un puente, antes de llegar a la casa donde el marido”. Señala que es un hombre serio y formal, que no tiene problemas con nadie, pero comenta que fue asaltado no hace mucho y que se libró de algo serio. Por supuesto, no tuvo la culpa del asalto.
La muerte de Karina del Pozo, en Quito, ha puesto nuevamente en observación la ola de violencia que atraviesa el país y, más allá de eso, que la gente común, el ciudadano de a pie o de taxi, consideren que hay “razones” para que se haya perpetrado un asesinato.  Esto no supone que lo aprueben pero sí que lo “entiendan”. Implícitamente aparece aún la “culpa del otro”, más aún si es mujer, que lleva al desenlace fatal.
Comento con el taxista que lo que manifiesta puede explicar lo sucedido pero que jamás puede justificarlo. Sin embargo, no parece encontrar que hay una diferencia entre las dos cosas.

Hace tres siglos y algo más el pensador Tomás Hobbes escribió su famosa obra “Leviatán”. Si bien trata de las razones por las que el absolutismo es la mejor forma de organizar una sociedad, pues es preferible que uno solo ordene y los demás obedezcan antes que encontrarse en una situación de anarquía que lleve a que el más fuerte se imponga en todo momento, su trabajo ha quedado reducido a la frase “El hombre es el lobo del hombre”.

Choca su posición, pero solamente al principio, con el concepto de  Juan Jacobo Rousseau que manifiesta que el hombre es bueno por naturaleza. Sin embargo continúa manifestado que la sociedad lo corrompe, lo que le lleva  en extremo a concordar con Hobbes de que es necesaria una defensa concordada – el contrato social- para la subsistencia de todos.

En otro ámbito, el gerente de un salón de fiestas comentaba que las chicas más jóvenes, esto es entre 14 y 16 años, suelen ir a las fiestas en la noche con vestiditos que cubren poco. Los muchachos, con la anuencia de ellas mismas, están autorizados para comportarse agresivamente en la interrelación personal. En consecuencia, decía este señor, puede imaginarse todo lo que sucede con jovencitos que beben desde temprana edad, tanto por el riesgo de accidentes como por los abusos que sufren las chicas, aún consintiéndolo.

Esta compleja situación debe llevar a la firme posición de que es absolutamente inaceptable la idea tan extendida que lleva a que la culpa de lo sucedido, está en “ella, la mujer” y más si es “una cualquiera”.

Sin embargo tampoco los padres y los hijos deben olvidar la sabiduría popular que dice “cuídate, que te cuidaré”. Puede no estar en la Biblia, pero es también la base de una sociedad que espera perdurar.

Publicado el 20 de marzo de 2013

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