miércoles, 22 de mayo de 2013

Manzarek


La personalidad de algunos hace que, sin justicia, desaparezca la imagen de otros. Así sucedió con Jim Morrison, el poeta maldito, el rey lagarto, líder de los Doors. A su sombra quedaron los demás: no importó que John Densmore tocara muy bien la batería –luego de un aprendizaje arduo y difícil- o que Robby Krieger fuera el autor de “Light my Fire” o que pudiera tocar la guitarra española, fundiendo el rock con el flamenco.

Por la misma razón el tecladista Ray Manzarek, base fundamental del grupo, también se perdió tras la sombra gigantesca de Morrison.
Ahora que Manzarek acaba de morir en Alemania es necesario recuperar su legado musical: mucho del sonido de los Doors se debe a su genio. Las notas de su piano Fender Rhodes incluían no solamente la melodía sino el bajo, pues el conjunto no contaba con uno. Ray fue un erudito de este instrumento y tuvo las ganas y la fuerza suficiente para montar una gira mundial llamada “Jinetes en la tormenta”, que recorrió muchos lugares, incluyendo a nuestra ciudad, cuando estaba ya viejo.

Así pudimos ver a esta mítica figura acompañada de Krieger en el Coliseo Mayor, en una noche fría que se calentó con el ritmo y la poesía de su música. Manzarek, que recibió oxígeno y usó un poncho durante su presentación, trajo a la mente y al corazón de todos los presentes el espíritu de los años del “flowerpower”, cuando los jóvenes creyeron que el mundo podía mejorar con una revolución pacífica. Un escéptico podría decir que el mundo no cambió: tal aseveración sería evidentemente falsa, pues las relaciones interpersonales, la apertura de la mente, la tolerancia hacia los demás por más distintos que fueren, sí caló en el corazón de toda una generación.

Manzarek llegó a publicar obras poco conocidas para el gran público seguidor de los Doors,  y demostró que no estaba dispuesto a quedarse dentro de los límites que pudiera marcar ni siquiera la música que hacía. En un disco tocó “Carmina Burana” con la resonancia propia de la banda.

Manzarek siguió fiel a la razón por la que el grupo escogió su nombre; lo tomaron de “Thedoors of perception”, la obra de Aldoux Huxley escrita en 1954: “Y cuando las puertas de la percepción se abran, entonces veremos la realidad tal cual es: infinita”
Ojalá cada uno de nosotros pudiera también abrir esas puertas.

Publicado el 22 de mayo de 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario