miércoles, 19 de agosto de 2015

Carta a mi mismo

El famoso tenista Pete Sampras se ha escrito una carta a si mismo. Por supuesto no lo hace al Pete retirado del deporte sino al adolescente Sampras que empieza a jugar y que necesita apoyo. Se ha publicado en muchas revistas y se ha reproducido ampliamente en las redes sociales.
Jorge Luis Borges tiene un cuento en que narra su encuentro con el joven Georgie en la orilla de un lago suizo. Lo patético de este contacto es que no se reconoce en el otro, porque ha cambiado tanto que ya no es el mismo. Al final, cada uno va por su lado sin saber con quien estuvo.
Parece un buen ejercicio que linda con el psicoanálisis eso de escribirse una carta para que ésta viaje veinte, treinta o cincuenta años atrás, en una especie de "Volver al futuro" real.
¿Qué podríamos escribir a ese jovencito que sale de la escuela y va al colegio en un lejano octubre? ¿Le diríamos que haga lo que hoy queremos que haga, pareciendo padres o tutores de nosotros mismos?
¿En la carta tendríamos la maldad de explicar lo que pasó en todos los casos que enfrentamos "juntos"? ¿De evitarle cada caída y cada error? Si tratamos de arreglarle la vida, tendremos el riesgo de que se produzca un "efecto mariposa", de ésos que puede cambiar todo el futuro porque no nos detuvimos en un semáforo virtual y pasamos en rojo.
Por lo menos no tendríamos la muletilla de decirnos "¡ya ves, por no hacerme caso!" y comprenderíamos de manera más clara que nadie aprende de los errores ajenos.
Puede que, en el fondo, la escritura sea solamente un ejercicio presuntuoso, dirigido a los demás para liberarnos de algún pecadillo y mostrar que nos construimos a pulso.
Más allá de Sampras, a quien admiro como tenista y también como persona, está la vieja y sabia frase de Ortega y Gasset: "Yo soy yo y mi circunstancia". Si tengo la oportunidad de leer la carta que me envío a mi mismo y hacer caso de sus consejos rancios, nunca seré el que fui ni llegaré a ser el que soy. 
Eso, ¿es bueno o malo?

Publicado el 12 de agosto de 2015
http://www.eltiempo.com.ec/noticias-opinion/11102-carta-a-mi-mismo/

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