Hubo una época en que llamar por teléfono a la casa de la enamorada era una aventura: ¿Contestaría ella misma? ¿O lo haría la mamá? El papá nunca levantaba el teléfono para recibir llamadas.
Si contestaba la mamá era de rigor identificarse ante la pregunta “¿De parte de quien?” con la frase “De un amigo”, esperando que la señora no pidiera más explicaciones. El resultado podía ser positivo, si la chica se acercaba, a menos que la respuesta fuera un seco “No está...” y más si se recomendaba no volver a llamar otra vez.
Cuando las cosas iban bien la mamá “acolitaba”, como se dice hoy, y la conversación telefónica podía extenderse por varias horas.
La visita a la casa de la novísima enamorada tenía varias etapas: primero, en la puerta de la calle; después de algunas semanas, por el callejón podía llegarse al primer patio, esperando que éste tuviera por lo menos una banca para poder sentarse. Solamente después era posible insinuar que la reunión fuera en la sala, con la permanente presencia de la mamá para ver que estaba ocurriendo.
Las peleas de enamorados podían seguir el mismo libreto: muchas veces se producían por teléfono, con frases que debían entenderse en el llano sentido en que se pronunciaban: hemos terminado, no vuelvas a llamar, no me interesa tu amistad (¿) y otras que podían ser más críticas pero que significaban lo mismo. Por ejemplo: “Dice que no está...”
Hoy las citas, las declaraciones y las relaciones se llevan por mensajes telefónicos. El sistema más conocido señala con una marquita verde la salida del mensaje y, con otra, cuando éste se ha leído. ¿Qué sucede entonces? Aparecen las dudas terribles: si leyó el mensaje porque no contesta, en dónde y con quien está. ¿Estará enrollada con otro?, ya no le intereso y así, de improviso, se presenta la paranoia.
El “síndrome del doble check” hoy trae más rupturas de noviazgos y matrimonios que una llamada telefónica no recibida o malamente contestada.
Sin embargo son la ignorancia tecnológica y la falta de confianza en la pareja las que producen la ruptura: la doble marquita solamente supone que el teléfono receptor recibió el mensaje, pero no testifica que fue leído.
La próxima vez que no reciba respuesta a su SMS piense dos veces antes de romper una relación.
Publicado el 8 de enero de 2014
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