miércoles, 7 de diciembre de 2011

Diciembre y la reflexión de García Márquez


Tiempo es una palabra que puede tener varios significados: 17, según el diccionario, entre ellos el lento o rápido decurrir de los días, que nos angustia o nos alegra.

En el libro “Los descubridores”, Daniel Boorstin se refiere a una invención que parece un sinsentido: el calendario. Hace referencia a que en los inicios de la humanidad, el concepto de la semana o el año no existían. Sí el del tiempo lunar, que provenía de la contemplación del satélite en su extraño giro creciente y menguante.

Hubo pueblos que tuvieron calendarios de 19 años (el autor no ilustra cómo celebraban los cumpleaños) y otros, de períodos lunares mucho más cortos.
Como el tiempo ha corrido, se acercan las fechas más importantes del año: la Navidad, con su mezcla de añoranza, tristeza, alegría, expectativa, preocupación y gozo.

Para los niños la espera de la Nochebuena es eterna, pues aguardan el cumplimiento de las ilusiones que han forjado a lo largo del año. Para los grandes, el tiempo vuela apretando el corazón, pues aún no se han comprado los regalos, porque no se ha encontrado el momento, no hay dinero o la familia esta lejos.

Empezarán a aparecer por las calles los pases del Niño, con sus cholas y mexicanos, los negros danzas –cada vez más raros de encontrar- y los caballos revestidos de cientos de caramelos y chocolates, sobre el tapiz bajado de la pared de la casa. Extrañamente aparecerá también el “hombre araña”, como un alien llegado de otro mundo que no es nuestro.

El aire olerá fuertemente a palosanto o a incienso y, tal vez a la vuelta de la esquina, encontraremos a la Banda de La Salle (¿todavía existe?) entonando los “tonos del Niño”, marcados por el sonido profundo de la tuba.

Habrá girado otra vez la rueda de la vida y nos encontraremos tarareando la letra de una canción de tristona filosofía existencial: “la Nochebuena se viene/la Nochebuena se va/ Nosotros nos iremos/ Y no volveremos más.”

Neguémonos a aceptar la reflexión de García Márquez, que ha dicho que actualmente el tiempo es de mala calidad, pues se acaba muy rápido. Incluyámonos en el “movimiento slow”, que busca calmar las actividades humanas, y démonos con nuestra mujer, hijos, nietos, padres, familia y amigos, el tiempo que necesitamos. La Navidad volverá a ser lo que fue.

Publicado el 7 de diciembre de 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario