El nombre del nuevo Mandatario proviene de una historia quechua en la que Ollantay, bravo guerrero, se enamora de la hija del inca Pachacútec en contra de la estricta división de clases sociales que existió en el incario.
Como en toda historia trágica de amor, la hija del Inca es encerrada como un castigo por sus amores, y da a luz una niña a la que pone el nombre de Ima Súmac. Por su parte Ollantay se rebela contra el nuevo Inca, Túpac Yupanqui, hermano de su amada, que ordena a su general Rumiñahui que acabe con la vida del traidor.
Al final el drama cambia de color y luego de una serie de peripecias, Ollantay y su amada son perdonados, sobre todo gracias a Ima Súmac.
Cabe señalar que, por el tiempo en que ocurre este drama, el pérfido Ruminahui que persigue al héroe, no es el que defendió Quito de los conquistadores españoles.
El Perú, nuestro vecino cercano y distante, ha mantenido siempre una posición nacionalista que tal vez no llega a compararse con la mexicana, pero se le acerca.
Por ello es importante revisar las declaraciones oficiales del partido etnocacerista, fundado por el padre de Ollanta Humala, que busca la toma del poder “de los verdaderos peruanos, los cobrizos, los cholos”.
El etnocacerismo dice que no es ni de derecha, izquierda, ni centro, sino abajo, y busca “regenerar un corral de humanoides en nación de ciudadanos vía la recuperación de la soberanía.”
Persigue un capitalismo en quechua o un socialismo en aymara y espera que los profesionales universitarios, en vez de manejar taxis, se dediquen a la investigación que les permitirá la fabricación de un celular marca “quispicanchis” que, dicen, seguramente pesará 2 kilogramos y será más lento que un teléfono del año 2005, pero será “nuestro” celular. Usted puede ver estas declaraciones en la página oficial del movimiento.
Para el Ecuador es fundamental saber si el presidente Humala se encuentra lo suficientemente lejos del etnocacerismo para que nuestras relaciones continúen en paz. Ojalá así sea.
Publicado el 8 de junio de 2011
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