miércoles, 15 de enero de 2014

Muerte y estadísticas frías

Mónica Spear era una mujer guapa, simpática y exitosa. Tenía solamente 29 años. Hoy está muerta y enterrada en su patria, Venezuela.  Hitomi Tet Suo, japonés, estaba de luna de miel en Guayaquil. Tenía alrededor de 30 años. El día 28 de diciembre fue asaltado. Hoy Hitomi reposa para siempre en la isla del Sol Naciente.

Estos casos han conmocionado a la opinión pública, que ha impulsado a las autoridades a resolverlos. Los resultados han sido positivos, pues se ha informado que los asesinos están ya presos. ¡Bien por ello!

Sin embargo la satisfacción –si puede llamarse así ante una situación tan horrenda- desaparece rápidamente cuando empiezan a recordarse otros crímenes que no han seguido la misma suerte: homicidios que llevan años de investigación, asesinatos en que los criminales parecen protegidos por fuerzas extrañas que impiden su captura. En estos casos las víctimas fueron ciudadanos comunes, sin presencia en los medios ni fotos en revistas de moda.

Venezuela tiene una tasa de homicidios de 39 por cada 100.000 habitantes, según noticia de su Ministro del Interior. Es cierto que no es el país más violento del mundo: en el 2012, Honduras tenía 92 homicidios por cada 100.000. ¿Y el Ecuador? La tasa en el 2009 era de casi 19 homicidios por cada 100.000 personas. La oferta gubernamental es que, hasta el año 2017, la tasa bajará a cinco.

Todo eso está muy bien, pero la cifra nos devela  una realidad cruda: jamás los homicidios desaparecerán. En esos cinco puntos habrá padres de familia que salen a trabajar y no vuelven, niños que reciben un balazo en un asalto, el joven de 16 años que está terminando su colegio y que nunca convertirá en realidad su sueño de ser médico.

Muchos seguirán muriendo.

Sin embargo hay países en los que la tasa de homicidios es inferior al uno por cada 100.000 personas: son lugares desarrollados, en donde hay trabajo, se respeta la ley y en la conciencia de cada ciudadano se encuentra enraizada la consigna de no dañar a nadie.

Ojalá más allá del 2017 nuestra tasa disminuya aún más: cada punto menos significa una sonrisa, un abrazo más. 

Publicado el 15 de enero de 2014

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