miércoles, 16 de enero de 2013

Red social, paredes y murallas


Cuenta una persona lo sucedido: un cliente fue a su local de servicios y pidió atención. El profesional a cargo se encontraba ocupado y solicitó que esperara para atenderle. Esta respuesta no gustó al cliente, que respondió de mala manera y se marchó.

Para su sorpresa, el profesional encontró en el “muro” de una página de Facebook dedicada a la lucha contra la delincuencia, una frase de su frustrado cliente que manifestaba haber sido atendido por un “ladrón que debería estar preso”, señalando con exactitud su nombre y apellido.
Además de la hiriente frase, este sorprendido ciudadano encontró que varios usuarios de la red social habían marcado “me gusta”, avalando la frase injuriosa y expresado sus propios comentarios también en subido tono.

Los viejos solían manifestar que “las paredes y murallas son papel de los canallas”. Hoy todavía se escriben infundios en las paredes pero la tecnología ha llevado a que una página web o una red social tengan un alcance mucho mayor.

Por supuesto que es más fácil escribir en una pared para quien quiere ofender y desaparecer sin dejar rastro. No todos conocen que el internet permite rastrear la computadora de la que salió un mensaje y que, en las redes sociales existe una línea directa entre la publicación y el “dueño” de la cuenta. En consecuencia, se pueden cometer delitos contra la honra utilizando la web, pero la tecnología permite rastrear a los autores de forma certera.

La nueva discusión sobre el uso y el abuso de las redes sociales se mantiene abierta. Quien quiere limitar la información, indudablemente afecta a la libertad de expresión. Muchas veces encontramos en las redes una serie de temas que no nos gustan: son famosas las posiciones de un grupo que se denomina “soy mujer y soy atea” y, otro, de personas creyentes. Actualmente la red se ha convertido en campo de batalla de los candidatos a las elecciones, que incluyen no solamente sus propios méritos sino abren una “guerra sucia” de videos montados y declaraciones fuera de contexto. En todo caso, podemos desconectarnos.

Sin embargo los cultores de los proverbios posiblemente deberán crear uno nuevo, poniéndolo al ritmo de los tiempos: el de las paredes y murallas podría derivar en otro,  que haga referencia a los muros del Facebook que pueden ser papel para ofender a los demás y no para proponer ideas. Éstas pueden molestarnos, tal vez no concordemos con ellas, pero nunca llegarán a la ofensa personal que esgrimen solamente quienes no tienen argumentos suficientes.

Publicado el 16 de enero de 2013

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