miércoles, 12 de septiembre de 2012

Serrat y los poetas (I)


La historia de Joan Manuel Serrat nos lleva a sus inicios como intérprete revoltoso que, en los tiempos de la dictadura del Generalísimo Franco en España, resuelve que la canción con la que representaría a su país en el Festival de Eurovisión la cantaría en catalán y no en castellano.

La resolución tuvo varias lecturas, como se dice hoy: los orígenes humildes del cantante nacido en Poble-Sec y su actitud para poner en evidencia la posición del Gobierno contra la cultura y la lengua catalana, la posibilidad de llamar la atención y, hasta una jugada para recuperar a los seguidores catalanes que había perdido. Los cierto es que Serrat no fue a Eurovisión; la canción “La-la-la” fue interpretada por Massiel y ella ganó el primer premio.

Sea cual fuere la historia, Serrat, sin necesidad de trucos publicitarios se volvió un cantante de culto por los temas que abordaba, la forma en que escribía, y la calidad de su música.

Sin embargo hay una faceta de Serrat que cabe resaltar: su interpretación de las obras de varios poetas españoles llevó a que éstas se popularizaran enormemente, saliendo de los libros que las mantenían encerradas, empolvadas y olvidadas.

Muchas de esas canciones que, en general, se tararean suponiendo que son obras del propio Serrat, se interpretan en las peñas, alrededor de una fogata, en la casa de los amigos, en el campo o en la playa. Cientos de jóvenes han aprendido los primeros acordes de guitarra, ensayándolas una y otra vez. 

A Rafael Alberti, nacido en 1902, le pertenece “Se equivocó la paloma”. El poeta, que perteneció a la Generación del ’27 fue, como tantos otros, al exilio cuando los republicanos perdieron la guerra. Serrat musicalizó este poema en 1969, y lo incluyó conjuntamente con otras piezas que se hicieron también famosas: El titiritero, Tu  nombre me sabe a yerba, Penélope... Pensándolo bien, el cantante terminó llamando al LP (long play o disco de 33 r.p.m., para los jóvenes de la época del cd) como “La paloma”.

Alberti, entonces, fue cantado por los jóvenes para sus amigas, y su letra ablandó corazones que dijeron “si”, cuando todavía había que declararse para ser aceptado como enamorado: “Se equivocó la paloma/ Se equivocaba... /Que tu falda era tu blusa/ que tu corazón, su casa/ Se equivocaba...

Publicado el 12 de septiembre de 2012

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